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Recuerdo aquella vez, hace mucho tiempo, cuando Vik estaba encargado de la mudanza a este hogar donde las flores arden, mi joven amigo quiso colgar un original de Manet en la pared de quien narra esta historia. No hay dudas de que el destino estuvo de mi parte. Cuando Vik se disponía a perforarme con su taladro voraz, sonó el teléfono del atelier. ¿Quién era?, el llamado que indicaba la presencia de algún Dios o la necesidad suprema que tiene mi amigo de comer, y no hablo de caviar ni de salmones ahumados en las laderas de la montaña. Hablo de un comunicado del conocido coleccionista alemán Peter Jorek, quien estaba dispuesto a pagar cien mil rupias jugosas por esa tela antigua y pornográfica, por lo que el tercermundista le entregó su tesoro. Es así, amigos míos, como este humilde pedazo de barro, proveniente de las tierras rojizas de la provincia mesopotámica de Corrientes ha podido, una vez más contar el cuento!Algo parecido le pasó al zapato aquella vez que volvió con un chicle en su base. Como todo cuero chicano, se le había pegado la desgracia de no entender el efecto estirado de aquella sustancia que, de alguna u otra manera, siempre intenta hacer daño. Gracias a ella, la odontóloga Bobouth pudo conocer las encías que tan sangrantes están de masticar. También le permitió el acceso a la aventura de explorar, carie por carie, el sistema dental de nuestro amigo y dueño del hogar. El chicle también conecta a la ciudad con las perdidas pisadas de los transeúntes distraídos. Por ello es que aquel día, ingresó a esta casa ese pedazo de goma, transformada actualmente en bolita que descansa en la repisa del living junto con las monedas de un centavo. ¡Por cierto! Se preguntarán ustedes cómo es que Vik quiso ponerme un tarugo si fui yo el primer ladrillo de la pared. Muy simple, la construcción se produjo en forma espiralada comenzando desde el centro de la pared hacia los extremos. ¡La imaginación tiene dimensiones inesperadas! |
Las Aventuras del Sr. Ladrillo es una creación de mi colega Sebastián Szkolnik, y el dibujo es obra de Aníbal Villarreal. |